Por: Martín Acosta González
La vida de más siete mil adolescentes, chicas en su mayoría, no volverá a ser la misma después de la noche de ayer. Tokio Hotel llegó como un huracán e hizo explotar el Jockey club al ritmo del su pop rock. Un concierto, que fiel al furor de la “Tokiomanía”, dejó más de una damnificada: una veintena de desmayadasy al resto con una resaca afónica que no dejó voz para dar un grito más.
El fanatismo descontrolado fue el eje de esta visita. Cinco días antes una adolescente ya se instalaba en la puerta del Jockey y esperó así, durmiendo bajo su carpa, el día del concierto. Al pasar lo días se sumaron otras tantas hasta que ayer amanecieron cientos de fans sobre la vereda en medio de un campamento improvisado. “Tokio Hotel valía la pena”, decían.
Ya en el Jockey Club los gritos desaforados anunciaban el comienzo de la presentación. Las luces se apagaron y las 9:00 p.m. daba inicio el concierto. La tela que cubría el escenario cayó y tras ella cuatro jóvenes alemanes iniciaron el delirio de sus miles de fanáticas. Oficialmente su gira “Welcome to the Humanoid City”, llegaba a Lima.
Noise es el tema que empezó la fiesta. Bill Kaulitz aparece desde lo alto de una plataforma y su sola voz empieza a hipnotizar a sus seguidoras. Tom Kaulitz (guitarrista), Georg Listing (bajista) y Gustav Schäfer (baterista) acompañan una performance digna de aplauso. Tokio Hotel no era solo lo que parecía, una banda posera y mediática. También hacía música de verdad.
Mientras tanto, frente a ellos las chicas están embriagadas del show: la música, el color, las luces y el sonido las han poseído, y esto para los alemanes es solo el comienzo. No había terminado la primera canción y ya caía la primera desmayada. No era falta de aire, era éxtasis puro. A los minutos otra padeció de lo mismo. Pobres, hoy lamentarán no haber estado conscientes para terminar el show.
La banda no le daba tregua a sus fanáticas, según las entendidas, el setlist estuvo muy bien cargado. Automatic, Dark side of the sun, Zoom in to me, Alien y World behind my wall ya se escuchaban. A un lado, otro par de chicas salía en brazos de los hombres de seguridad.
Los clásicos Ready set go y Monsoon suenan y todo hace indicar que el concierto está en su ocaso. La banda se despide y vuelve a agradecer a sus fanáticas limeñas. El show termina, 10:30 p.m. A decir de estas adolescentes la estadía en este hotel ha sido calificada con cinco estrellas.
Tokio Hotel llegó a Lima como un huracán, y a su paso le cambió la vida a miles de jovencitas limeñas. Hoy no hay voz para nada. Hoy el tema del día en el colegio será el concierto. Esa hora y media que las trasportó a un mundo mágico y a donde quisieran regresar, aunque sea desmayadas.
Fuente: El Comercio.pe
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